viernes, 9 de noviembre de 2012

REPORTAJE DE CIPER CHILE


UN ARTICULO DE CIPER CHILE
SOLICITO ANALIZAR Y PROFUNDIZAR
El 13 de enero el Sernageomin despachó el Oficio N° 00264. Su destino: la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados sobre Depósitos de Relaves Mineros. Pero nunca llegó. CIPER lo obtuvo vía Ley de Transparencia y constató su contenido explosivo: la lista de las 14 faenas mineras abandonadas más riesgosas para la salud o seguridad de las personas y el medio ambiente. Entre sus operadores figuran Codelco, Enami, Francisco J. Errázuriz, Hernán Hochschild y la Minera San Esteban I, dueños de la mina donde quedaron atrapados 33 mineros. El oficio fue retenido en la subsecretaría de Minería.
Una información vital para la seguridad de los chilenos fue despachada el 13 de enero desde la dirección nacional del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin). El oficio N° 00264 contenía datos clave: los nombres y la ubicación de las 14 faenas mineras abandonadas que fueron clasificadas como “pasivo ambiental minero” tras la evaluación de un comité interdisciplinario del Servicio. Es decir, faenas que “constituyen un riesgo significativo para la vida o salud de las personas, o para el medio ambiente”.
El documento está firmado por el entonces director (s) del Sernageomin, Waldo Vivallo Sandoval. Y su destino final era la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados sobre Depósitos de Relaves Mineros.
Pero los diputados no recibieron la información. La razón: Waldo Vivallo no envió el documento a la comisión, sino al subsecretario de Minería, Pablo Wagner. El documento se habría mantenido retenido en las dependencias de la subsecretaría de Minería, hasta que el miércoles 9 de marzo, tras enterarse de que CIPER había accedido al oficio 00264 vía Ley de Transparencia, la diputada Adriana Muñoz, integrante de la comisión investigadora de la Cámara, pidió expresamente al ministerio y al Sernageomin el rápido despacho de esa información.
-El nuevo director de Sernageomin rastreó el documento y me señaló que efectivamente estaba retenido en la Subsecretaría de Minería. Recién hoy, 9 de marzo, va a ser enviado a la Cámara de Diputados. Es una negligencia, una obstrucción a la agilidad de entrega de información con la que debe contar esta comisión para realizar su investigación -afirmó a CIPER la diputada Muñoz.
La urgencia de la diputada Muñoz se entiende. Este jueves 10 de marzo se realiza la sexta sesión de la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados sobre Depósitos de Relaves Mineros. “Le pediré una explicación al ministro y subsecretario de Minería de por qué deja en suspenso el envío de una información tan fundamental”, aseguró la parlamentaria.
No es la primera vez que información elaborada por Sernageomin se “pierde” en los escritorios de alguna repartición pública. De hecho, la Comisión Investigadora sobre Depósitos de Relaves Mineros se constituyó en noviembre del año pasado, tras la difusión de una investigación de la periodista Carola Fuentes -y difundida por CNN Chile-, que reveló la existencia de cientos de faenas mineras abandonadas a lo largo del país (esta investigación fue auspiciada por la Universidad Diego Portales y CIPER, donde se publicó un completo reportaje sobre el tema).
Una de las denuncias más impactantes que hizo el documental de Fuentes (“Minas de oro, desechos de muerte”) fue que el Sernageomin tenía en su poder desde el 2007 un registro con más de 200 faenas mineras abandonadas y cuyo contenido nunca fue informado. Simplemente se ocultó.
De hecho, sólo cuando el Primer Catastro de Faenas Mineras Abandonadas fue revelado por Carola Fuentes y publicado en CIPER, el documento se subió a la página web de la institución. Y eso ocurrió a fines del año pasado. Sólo meses después, las malas prácticas se repitieron con el oficio que contenía los nombres de los 14 pasivos mineros que representan el mayor riesgo para la seguridad de los chilenos.

Los pasivos

En Chile, actualmente, hay catastradas poco más de 400 faenas mineras abandonadas. Son lugares donde alguna vez se trabajó en la extracción de un mineral preciado y que, cuando éste se agotó, la faena se cerró sin tomar las medidas de seguridad necesarias. Ahora, cuando el Sernageomin clasifica algunas de estas faenas como “pasivo ambiental minero”, lo que está diciendo es que esa faena y sus residuos constituyen un riesgo para quienes habitan a su alrededor, o tienen cultivos en tierras cercanas, o consumen agua de norias que están ubicadas cerca.
La calificación de pasivo, tal como lo explica el Sernageomin en su oficio N° 00264, requiere de “criterios técnicos objetivos” que certifiquen que existe “riesgo significativo producido por la faena minera abandonada o paralizada (…)”Esa metodología fue la que se aplicó a las citadas 14 faenas.
Que la población y las autoridades cuenten con esa información es vital. Y ello, porque los riesgos asociados a un pasivo ambiental minero pueden terminar en catástrofes. Es exactamente lo que ocurrió hace un año en la Séptima Región. Minutos después del terremoto, las paredes del tranque de relaves de la Ex Mina Las Palmas (comuna de Pencahue) cedieron y un alud de tóxicos bajó por la montaña sepultando a los cuatro integrantes de la familia Gálvez Chamorro.
La evaluación de la Ex Minera Las Palmas, cuyo representante legal es un hijo del empresario Francisco Javier Errázuriz, fue hecha en terreno por tres expertos del Sernageomin el 24 de junio de 2009. Ocho meses antes del terremoto esa faena fue clasificada entre las más riesgosas del país. A la familia Gálvez Chamorro nadie les advirtió del peligro que representaba ese cerro situado a pocos metros de su hogar. El que hoy se haga público este documento oficial será un nuevo antecedente que se agregará a la causa penal en curso en tribunales
Lo importante es que el documento da cuenta de otros 13 pasivos sobre los cuales sí se puede actuar. Siendo Chile un país sísmico, la probabilidad de que un tranque de relaves inestable colapse, es muy alta. Así lo ha alertado el propio Sernageomin en publicaciones anteriores.
De ahí la importancia del oficio despachado por Sernageomin el pasado 13 de enero y que nunca llegó a la Cámara de Diputados. De no ser por la investigación de CIPER, que contó con los testimonios de los propios funcionarios que llevaron a cabo la evaluación de esos 14 pasivos mineros, el oficio N° 00264 podría estar aún retenido en la Subsecretaría de Minería.

La investigación

Lo que los diputados desconocen es que fueron ellos mismos quienes dieron origen al Oficio N° 00264. “A propósito de la comisión investigadora de la Cámara de Diputados que se creó, les dimos a conocer dónde se han hecho estas evaluaciones de faenas mineras y cuáles de éstas han sido clasificadas como pasivos”, explicó a CIPER Cecilia Adasme, jefa del Departamento de Ingeniería y Gestión Ambiental de Sernageomin, el 19 de enero pasado.
-En 2009 empezamos a aplicar esta metodología de evaluación de riesgos, que es como la fase posterior al Catastro. Y la idea fue que, en cada dirección regional, el propio encargado ambiental definiera a cuál faena iba, pues ellos saben dónde están las más complicadas -profundizó la profesional.
Una vez hecha la selección, un equipo multidisciplinario estudió las propuestas: tomaron muestras, hicieron análisis, evaluaron una y otra vez los diagnósticos y concluyeron que de 16 faenas analizadas, 14 constituían pasivos ambientales mineros. Los nombres y su ubicación se incluyeron en el Oficio N° 00264.
¿Por qué el oficio despachado el 13 de enero para informar a los diputados no llegó nunca a la Comisión Investigadora? Un misterio. Pero entre esa fecha y los primeros días de marzo ocurrieron un par de hechos importantes que podrían explicarlo.

Los pasivos que ya no son pasivos

Waldo Vivallo, el director nacional (s) del Sernageomin que firmaba el Oficio N°00264, fue reemplazado por un nuevo director nacional: el empresario, ingeniero civil mecánico de la Universidad Católica, ex ejecutivo de Elecmetal y director de Asimet, Enrique Valdivieso.
El 20 de enero, cuando el ministro de Minería Lawrence Golborne presentó a Valdivieso, señaló que entre sus tareas principales estaba “en primer lugar aumentar y mejorar profundizando la fiscalización de todo el sector minero nacional”. La respuesta del nuevo timonel del Sernageomin no tardó: una de sus primeras decisiones fue pedirles a los autores del Oficio 00264 que volvieran a evaluar su metodología. No estaba convencido de los resultados, argumentó.
-Yo, como recién asumido, tengo mis discrepancias para entender cabalmente el nivel profesional y la calidad de la información y las métricas con las que hemos determinado un riesgo. Hay faenas que tienen un tipo de riesgo y otras que tienen otro tipo, y la metodología cómo eso se determina es la que me interesa entender. Nosotros no podemos salir a alarmar a la gente. Yo creo que mi responsabilidad va mucho más allá de eso –explicó a CIPER Enrique Valdivieso sobre las razones por las que pidió reevaluar.
Según el nuevo director, el que se haya elaborado un oficio para la Comisión Investigadora de la Cámara que informaba de 14 pasivos ambientales mineros, responde a que “a lo mejor hubo un apresuramiento en entregar la información. Esa es una pregunta que yo debería hacerle a Waldo Vivallo: ¿Porqué se emitió este oficio antes que salieran las conclusiones finales?”, insistió Valdivieso.
-¿No será que usted prefiere no meterse en problemas y esta investigación puede constituirse en una gran problema?
-No, para nada. Yo de riesgo y de seguridad sé harto, porque en mi vida profesional me ha tocado muchísimo este tema. El punto aquí es que nosotros tenemos que emitir algo que estemos tranquilos y que sea una ayuda para el país, porque no puedo emitir un informe con el que voy a generar una alarma pública. Existen algunas faena abandonadas que pueden constituir un riesgo importante, pero esas las tenemos que identificar muy bien.
No es la opinión de la diputada Adriana Muñoz:
-Yo creo que ha sido poco transparente lo que ha sucedido. Sobre todo en la Subsecretaría de Minería.
Y algo extraño hay. Porque desde la nueva dirección nacional de Sernageomin se enviaron a CIPER dos documentos: la copia del Oficio 00264, donde se identifican de manera concluyente los 14 “pasivos ambientales mineros”; y otro informe donde estos antecedentes aparecen relativizados bajo el siguiente título: “Evaluaciones Simplificadas de Riesgo de FMA/P”. En una nota al pie de página se acota: “la evaluación simplificada está basada en muestreos básicos, no sistemáticos. Informes finales en proceso de emisión”. Ello, pese a que a un costado del documento aparece que las faenas fueron sometidas a un software diseñado para evaluar “PAM”, es decir, “pasivos ambientales mineros”.
Otro hecho llama la atención en este segundo documento. Y se refiere explícitamente a la faena de la ex Mina Las Palmas, donde murieron cuatro personas en el terremoto del año pasado. Allí se señala que“la evaluación simplificada no permitió conocer un riesgo de colapso del tranque”. Y eso fue exactamente lo que ocurrió tras el terremoto. ¿Cuándo se agregó ese párrafo al informe? ¿Está preocupado el Sernageomin por las consecuencias que pueda tener esta información en la investigación que la justicia penal lleva adelante por la muerte de la familia Gálvez Chamorro?
Hay razones para que las autoridades de ese servicio estatal se inquieten. En el informe de evaluación realizado por los expertos de Sernageomin Hugo Constanzo, Paola Ramírez y Jorge Campos el 24 de junio de 2009, y que terminó calificándola como una de las faenas más riesgosas de Chile, se incluyó casi una premonición de lo que ocurrió el pasado 27 de febrero.
En el detalle de la evaluación se identifican más de una decena de peligros de seguridad, entre los que figuran el hundimiento o colapso de la superficie, la caída de rocas y estructuras que podrían afectar a personas y/o el medio ambiente con consecuencias “severas”. Lo interesante es que los funcionarios de Sernageomin consideraron que las probabilidades de que esto efectivamente sucediera eran “bajas”, “medias” e incluso “despreciables”.
De allí entonces que la otra interpretación que surge es que los expertos se equivocaron y por ello nunca nadie alertó a la familia Gálvez Chamorro y tampoco a las otras familias que por décadas habitaron en las inmediaciones del tranque de relaves de la ex minera Las Palmas y que resultaron afectadas. Cualquiera sea la razón, que ocho meses antes del terremoto el Sernageomin haya calificado esta faena como un “pasivo ambiental minero”, constituye para el abogado de la familia fallecida, Leonardo Mazzei, un antecedente fundamental que puede producir un vuelco en el juicio
-Aquí se abriría el abanico de eventuales responsables a los funcionarios de Sernageomin, que habiendo tenido conocimiento de esto, no hicieron nada. Y lo otro es que en definitiva, el trabajo que se hizo fue mal hecho. O sea, los dueños de esa faena no siguieron ninguno de los protocolos que debían respetar no sólo para la seguridad de las personas, sino del medio ambiente. Si esta es una catástrofe no sólo en cuanto a vidas humanas, sino también por el daño que se produjo en el medio ambiente -afirmó Mazzei a CIPER

No hay comentarios:

Publicar un comentario